28 abril 2013

Odio los videojuegos



Despierto a las 7:00 AM, sumido en la mas profunda anarquía psicológica entre el lóbulo frontal y el hipotálamo  donde uno me obliga a descansar las 15 horas que me exige un sábado y el otro me empuja a seguir con otra historia interactiva en la que tengo que salvar el mundo mientras el hijo de puta de turno secuestra a mi compañera, la pantalla se enciende y el resplandor dorado me da la barroca bienvenida. Aturdido por volver a aquella utopía a temporal me detengo a pensar la maravilla que tengo en mis manos, la posibilidad de matar gente y, de pronto, entender algo de la historia que le da trasfondo a todo ese mundo de papel, donde las cosas son fantásticas  donde matar se hace innecesario y donde apretar botones no es mas que un añadido en aquella fantástica historia... Pues eso, no debería estar jugando, debería estar leyendo o viéndolo en el cine. De pronto, me he dado cuenta de lo tanto que odio a los videjuegos pues aquella maravilla no debería ser interactiva, de hecho, da la sensación de ser el trailer de un libro.



De pronto me doy cuenta de lo que tengo es algo único e irrepetible, un videojuego que pocos habrían creado en la forja del Olimpo, de pronto me doy cuenta de como Call of Duty vende miles de millones y obras magnas como esta se queda quizás .. en el umbral de una película de Tarantino y una de Michael Bay, de pronto me doy cuenta que la industria se ha detenido a pensar lo que debe vendernos y a optado por el segundo director, donde la historia esta de lado y resaltan las exageradas explosiones y los insultos a mansalva, una aberración artística pero "cumple" como videojuego, donde apretar botones es la constante y hace honor a su "arte".

Pero yo tengo Bioshock Infinite, ¿ Debería aquello hacerme feliz?, claro que si, pero también me siento extrañamente incomodo, me detengo en seco mientras salto por Columbia y le sonrío a la cámara  tengo una grandiosa historia, de hecho, una de las mejores de los últimos 10 años, donde tras cada esquina la maravilla del descubrimiento me hace sentir un avezado lector destapando por primera vez El Quijote de la Mancha, donde la ambientación es tan perfecta que, lo que hago con el teclado, es rudimentario, es tan poco acorde a la semántica del videojuego que tengo delante, es tan poca cosa que incomoda, en el momento en que dejo de escuchar la bella voz de Elisabeth o la narrativa fantástica de los sucesos de Columbia, en el momento que tengo que tomar el control de mi mismo para cargarme a cuanto enemigo salte a pantalla. En ese momento siento como las cosas se diluyen y lo bello se convierte en innecesario. ¿Esta mal?.

Esa interrogante me despierta de golpe: ¿Esta mal?, Quizás.

Una epifanía  un recuerdo, un sueño sobre mi pasado videojueguil, donde pocas veces tenues destellos de genialidad artística golpeaban las puertas de mi disco duro, donde jugaba por obligación mental el Call of Duty o el FIFA, donde creia extrañamente que aquello me divertía (y tal ves lo hacia), sin necesidad de secretos ni tramas enrevesadas  donde pocos videojuegos fusionaban el arte con la interacción  sumido en la oscuridad, en la ignorancia del joven (y del viejo que habita en mi), donde nunca un videojuego me hubiera hecho amarlo tanto... que odiaba al tiempo los videojuegos, donde un videojuego se mereciera tan poco ser un videojuego, donde odio todos los demás, donde me parecen tan poca cosa en el ámbito artístico que no merecen mi tiempo y atención.

¿Esta mal?, Tal ves, Tal ves no he descubierto el verdadero significado de un videojuego, quizás peleo por cualquier cosa, quizás soy un rebelde sin causa, un insurgente sin norte, un critico de pacotilla, quizás soy yo el del error al intentar quitarle la interacción a los videojuegos, quizás soy el culpable de querer buscar una gran historia en los videojuegos, quizás los videojuegos son tan poco maduros que no encuentro sentido en ellos.

O quizás La industria es la que falla, quizás aun no ha entendido como funcionar la interacción con las buenas historias, quizás ha acostumbrado mal a los jugadores, quizás ha intentado por todos los métodos dotar de tal profundidad a sus obras que han olvidado lo que es un videojuego, han intentado mantener contento a ese niño que se maravillaba con las buenas historias  y han olvidado como permitirle al jugador interactuar y ser parte de esos universos fantásticos, quizás entre todos los títulos Spec Ops es la formula universal para hacer encajar esas mecánicas hermanas.

Quizás por eso Bioshock Infinite me incomoda cada vez que juego, quizás por eso no puedo darle el 10 que se merece por nombre, que tuvo su primera parte, quizás es tan buena su historia que me ha dado hastío jugarlo, que me ha hecho odiar los momentos en que disparo, que me han incomodado, que me han buscado alejar de la embriagante historia que tiene, quizás por eso ahora odio los videojuegos y maldigo que tal obra maestra no sea una saga de libros, quizás debería la industria recordar fusionar estas ideas, encajarlas y dotarnos de videojuegos que te diviertan jugando y te hagan llorar de alegría o tristeza mientras ves las callejuelas de Dishonored, mientras ves el rostro de Eli en Infinite o saltas por las dunas  de Dubai en Spec Ops.

Quizas deberiamos recordar lo que es un videojuego sin dejar la literatura pero sin convertirlos en libros ni peliculas.

¿Entonces debemos limitar la imaginación , ¡Nunca!, el sueño de un hombre hecho imagen es el arte mas bello que el hombre puede crear, pero de la forma adecuada, en el equilibrio perfecto, sin dejar de lado ninguna estética, como Spec Ops, como el (tan laureado en esta casa) Assassins Creed, como Half life logran.

Por eso hoy odie a Bioshock Infinite, odie a los videojuegos y odie las buenas historias, por eso hoy no puedo darle el 10 a Infinite, por eso los videojuegos son lo que son.
Por que tienen la capacidad de hacernos reflexionar, incluso de su composición química y por eso están compuestos por semántica  y letras.

¡Maldito el aforismo "Una imagen vale mas que mil palabras"! ¡No todo son Pixeles!.

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